Para abordar esta cuestión sobre los tipos de coaching, primero hay que comprender qué es este proceso de desarrollo.

1º COMPRENDER ¿QUÉ ES EL COACHING?

Básicamente, es un proceso conversacional entre un coach y un cliente, en el que el primero, a través de preguntas, (que llamamos láser, poderosas o transformadoras), acompaña al cliente a que encuentre las respuestas de aquello que anda buscando mejorar, y que están sólo dentro de él.

Esencialmente, es un proceso de descubrimiento y transformación, en el que el cliente “descubre” quién es, qué quiere, de qué es capaz, qué le posibilita y qué limita, cómo puede trascender sus límites y cómo puede expandir sus potencialidades, qué acciones quiere llevar a cabo para alcanzar resultados extraordinarios, etc.; y en el que, el cliente consigue “transformar” la manera que tiene de observar e interpretar su realidad y a si mismo, generando nuevas respuestas para accionar de una forma más satisfactoria y constructiva consigo mismo y en los distintos ámbitos de su vida, poniendo su foco, no en el problema, si no en la solución.

Esta definición implica, que para que el coach pueda articular esa conversación transformadora, ha de ser experto en “el arte de escuchar, preguntar e inquirir” con responsabilidad y respeto a lo que el cliente es y trae al proceso. Para ello, ha de desarrollar la escucha activa desprovista de juicios e interpretaciones, para que cada pregunta que realice facilite al cliente el descubrir sus propias respuestas, no las que el coach pueda interpretar en base a sus creencias, conocimientos, experiencias, …, No hay dos procesos de coaching iguales, ni dos experiencias de clientes iguales. Las preguntas que ayudan a un cliente, no son necesariamente las que ayudan a otro; cada proceso es único porque cada cliente es único en sí mismo.

Aparte de la escucha activa, el profesional ha de accionar en las tres dimensiones de la persona: lingüístico-racional, emocional y corporal, es decir, en los pensamientos, las creencias, la ontología del lenguaje, el mapa mental, las emociones y los estados emocionales, las respuestas corporales, las acciones, etc. del cliente. Esto quiere decir, que tiene que abordar al cliente en su completitud, en todo lo que es y puede ser.

Este proceso parte de la base de que “el cliente es experto de sí mismo”, por tanto, el coach no ha de ser especialista o conocer de la “materia, actividad, ámbito o asunto” en el que el cliente quiere mejorar o avanzar, ha de ser experto en el “arte de escuchar y preguntar”.

Previamente el profesional tiene que haber hecho “su propio camino de autodescubrimiento y transformación para saber quién es, de qué es capaz, qué quiere y cómo lograrlo, y con ello, estar preparado para sostener, acompañar y facilitar el proceso de descubrimiento y transformación de su cliente.

Todo lo dicho está sustentado en las 11 Competencias claves del coaching definidas por la Federación Internacional de Coaching (ICF):

A. ESTABLECER LOS CIMIENTOS
1. Adherirse al código deontológico y estándares profesionales.
2. Establecer el acuerdo.

B. CREAR CONJUNTAMENTE LA RELACIÓN
3. Establecer confianza e intimidad con el cliente.
4. Estar presente en el proceso.

C. COMUNICAR CON EFECTIVIDAD
5. Escuchar activamente.
6. Realizar preguntas potentes.
7. Comunicar directamente.

D. FACILITAR APRENDIZAJE Y RESULTADOS
8. Crear consciencia.
9. Diseñar acciones.
10. Planificar y establecer metas.
11. Gestionar progreso y responsabilidad.

Por tanto, si el coaching es un proceso conversacional que aborda a la persona desde su completitud, como una unidad, ¿qué queremos decir cuando hablamos de tipos de coaching? ¿se puede dividir este proceso en partes?

2º ¿QUÉ QUEREMOS DECIR CUANDO HABLAMOS DE TIPOS DE COACHING?

Si analizamos lo que se llaman tipos del coaching, veremos que hay dos enfoques: un enfoque referido al tipo de cliente o al ámbito del cliente, y otro enfoque referido a la metodología complementaria que se puede utilizar en el proceso. Veamos cada uno de ellos:

A.     Tipos de coaching en base al tipo de cliente o ámbito del cliente

En este sentido, se hace una clasificación de los tipos de coaching distinguiendo el ámbito de actuación de la persona. Es decir, si quiero esta herramienta para mi ámbito personal o life coaching, (como pareja, familia, padre/madre, hijo/hija, adolescente, hombre, mujer, para mi proyecto vital,…); o para mi ámbito profesional, y dentro de este ámbito puede ser individual o para un equipo, o puede ser clasificado en función del contexto profesional, (empresarial, deportivo, educativo, sanitario,…), o en función del nivel de responsabilidad o lugar dentro de ese contexto profesional, (emprendedor, directivo, ejecutivo, profesional,…).

En cualquier caso, este tipo de coaching no afecta al proceso en sí mismo. Sigue siendo tal y como hemos expuesto en la primera parte de este artículo; el coach no necesita saber del ámbito o asunto del cliente, (no necesita tener conocimientos, por ejemplo, del sector empresarial o del ámbito familiar,…), el coach ha de ser “experto en escuchar y preguntar” y por tanto, acompañar y facilitar el proceso de un adolescente y una hora después el de un empresario con la misma excelencia; activando su escucha, estando presente, generando consciencia y preguntando de forma transformadora.

B.     Tipos de coaching en base a la metodología complementaria utilizada en el proceso de coaching

En este sentido, se hace una clasificación sustentada, no en la metodología esencial, que es única, indivisible y ha de respetarse en cualquier proceso, si no, en base a la metodología complementaria que cada coach puede incorporar para favorecer el descubrimiento y transformación de su cliente.

Como hemos explicado, el objetivo del coaching es que el cliente pueda observar su realidad desde un lugar más amplio, posibilitador y liviano, que le permita ser consciente de todo lo que quiere, de todo lo que es y de todo lo que es capaz, y pueda generar acciones constructivas desde ahí. Para ello, se pueden utilizar “herramientas, conocimientos, técnicas,…” dentro del ámbito del desarrollo humano que pueden venir de múltiples fuentes, (psicología, programación neurolingüística (PNL), constelaciones familiares y organizacionales, eneagrama, física cuántica, hipnosis, mindfulness, inteligencia emocional, perfiles de personalidad, sistémica y dinámicas de los equipos,…). Esta diversidad genera una clasificación extensa de tipos de coaching en base a la metodología complementaria que utiliza el coach en sus sesiones, (Coaching Ontológico, Coaching con P.N.L., Coaching Sistémico, Coaching con Inteligencia Emocional, Coaching Cognitivo-Conductual,…).

En este sentido, ocurre lo mismo que lo ya expuesto en el tipo de coaching anterior, que no afecta a la esencia del proceso de coaching. Lo puede complementar, pero en cualquier caso estamos hablando de otra metodología diferente al coaching, que se utiliza para ampliar los recursos del coach y para que éste pueda ofrecer “otros caminos” para que el cliente encuentre las respuestas que están dentro de él.

3º POR TANTO… ¿EXISTEN LOS TIPOS DE COACHING?

Por todo lo expuesto, podemos concluir que el proceso de coaching, en esencia, (escuchar y preguntar, principios y competencias clave), es único y ha de respetarse siempre, independientemente del cliente al que vaya dirigido, y de la metodología complementaria que se utilice.

Por ejemplo, imaginemos que un profesional se defina como coach profesional y cognitivo, y esté realizando un proceso de coaching con un cliente que quiere ser asertivo con su superior. En dicho proceso puede encontrarse que, al acompañar al cliente, el verdadero “quiebre”, el objetivo del cliente y sus limitaciones sean más del ámbito personal y familiar, en dicho caso ¿qué hace? ¿deja el proceso porque él no sabe de coaching personal, sistémico, emocional, …?

Si es un coach experto en el “arte de escuchar y preguntar” y cumple con lo expuesto en el primer apartado de este artículo, sabrá cómo continuar y acompañar a su cliente hacia sus propias respuestas y soluciones.

El coaching aborda a la persona desde su totalidad (la totalidad de sus recursos, de todo lo que es y es capaz,… no por partes o parcelas de sí mismo o de su vida) y sólo desde ahí, el coach puede posibilitar a su cliente el llegar hacia lo que quiere conseguir.

Dividir es poner límites y condicionar, el coach y el proceso trascienden los límites y no se pueden ver condicionados, para así poder facilitar y acompañar al cliente a todas sus posibilidades de Ser, Accionar y Lograr en su vida.

Si quieres informarte sobre coaching en Alicante, ¡llámanos! Te ayudamos a encontrar las respuestas que tienes dentro.

Mª Jesús Aroca / Coach Crecer Talento